Los países de América Latina y el Caribe enfrentan desafíos estructurales vinculados al patrón de especialización productiva y comercial y a las persistentes desigualdades de género en los mercados laborales y en la organización social de los cuidados. La baja diversificación productiva y la vulnerabilidad frente a los choques externos repercuten negativamente en el logro de la igualdad de género. Estos factores inhiben el dinamismo del mercado laboral, restringen el aprovechamiento de las capacidades y resultan en una distribución desigual de los beneficios del crecimiento y de los costos de los ajustes económicos. Asimismo, la violencia hacia las mujeres, la sobrecarga de trabajo no remunerado y las brechas salariales de género actúan como obstáculos para la participación plena de las mujeres en las economías, y limitan la innovación y la creación de ambientes laborales más diversos y de estructuras productivas con mayores niveles de complejidad y más igualitarias (CEPAL, 2019).
top of page
bottom of page
Comments