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“La desigualdad entre los géneros es evidente” dijo Mariama Williams

Nota sobre el Seminario internacional Mundo en Convulsión

El pasado 26 y 27 de noviembre se realizó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires una serie de charlas, debates y conferencias previas a la Cumbre del G20. Las mismas se desarrollaron en el marco de “La semana de Acción Global. Fuera G20/FMI” y fueron organizadas por el Foro Feminista contra el G20 y diversas organizaciones feministas que lo componen

El Centro Cultural de la Cooperación fue la sede del Seminario que organizó la RED DE GÉNERO Y COMERCIO. Tuvo como ejes centrales de discusión las diversas políticas económicas, financieras, laborales, culturales, de extracción de recursos,  discutidas e impulsadas por el G20. Los paneles estuvieron compuestos por mujeres de distintos países de América Latina y el Caribe, que fueron abordando distintas problemáticas desde una perspectiva feminista.

Frente a la desigualdad de poder entre los distintos países y empresas,  la Doctora en Sociología Mónica Peralta Ramos explicó que era necesario visualizar los acontecimientos mundiales desde el punto de vista de las relaciones de poder, observando  que estas se reproducen a través de la división, segmentación y de la naturalización; y agregó que “No es casual que se intente dividir y naturalizar. La respuesta del feminismo debe ser concertar alianzas con quienes también sufren el poder (a pesar de que no sea exclusivamente el patriarcado) y desnaturalizar la dominación que trueca en violencia. Si nos quedamos segmentados se reproduce el sistema de dominación. La consigna es visualizar la violencia y articular con otros sectores dominados”.

Destacó que, en el marco de la guerra comercial entre EEUU y China, y la tensión geopolítica que esta genera, en donde EEUU pelea por mantener su control mundial mediante empresas monopólicas y un respaldo militar, las mujeres deben buscar conocer todas las formas de dominación existentes. Las víctimas no pueden quedar aisladas del debate. Si se centra solo en la cuestión patriarcal, se aísla dentro de su propia lucha y se aísla de otras víctimas, perdiendo poder. No se puede no hablar de la lucha de otros sectores que nos interpelan. Por ejemplo, el feminismo no puede estar aislado de la discusión de las tarifas o el endeudamiento. Es un endeudamiento mundial y está oculto, parece que no existiría y afecta a la mayoría de la población mundial. A las mujeres les pasa lo mismo, parece que no estuvieran oprimidas y lo están.”

Otras de las expositoras, la jamaiquina Mariama Williams, enumeró los conflictos que atraviesan los países de América Latina y el Caribe: incertidumbre económica a nivel mundial; desaceleración de la economía y del comercio; crecimiento del endeudamiento en el hemisferio sur; desigualdad en materia de ingreso, particularmente en las mujeres; cambios climáticos que deterioran y ponen en peligro a la población mundial y los crecientes conflictos armados causados por factores políticos y económicos.

Frente a este diagnóstico la expositora planteó que el G20 está lejos de generar políticas que tiendan a saldar estos conflictos, por el contrario, los países que lo componen son los principales responsables de los problemas que atraviesa el mundo. Y analizando los problemas desde una perspectiva feminista, explicó que el G20 no busca que las mujeres vivan mejor, que no sean explotadas ni violentada. Agregó que “la desigualdad entre los géneros es evidente, la retórica de género se toma como idea para legitimar la igualdad de las mujeres, pero es letra muerta para hacer aplicar políticas que sean beneficiosas para las mujeres y la población en general. Debemos salir de la retórica y buscar un verdadero beneficio para las mujeres del mundo y pensar a que mujeres buscamos beneficiar (mujeres pobres, clase media, de países africanos).”

El abordaje de la cuestión económica, desde una perspectiva feminista, estuvo a cargo de Alma Espino (Presidenta de CIEDUR, Red de Género y Comercio),quien destacó el contexto internacional en el que se da el G20 y sus resoluciones, que solo responden a las demandas económicas, políticas y militares de los países industrializados.

Hizo hincapié en que los cambios climáticos, las burbujas financieras y los problemas alimenticios han sido provocados por quienes hoy se reúnen a querer resolverlo.  Estos problemas generan desempleo, daño del medio ambiente, colaboran con el crecimiento de la desigualdad entre hombres y mujeres. Los países del G20 hablan de que quieren impulsar el “desarrollo inclusivo y con derechos”, pero poco hacen para conseguirlo.

Espino argumentó que “En la región latinoamericana se producen cambios fuertes de derechos conquistados en las décadas anteriores como generar verdaderos espacios de integración regional, lograr el acceso igualitario al mercado laboral, reconocer el trabajo no remunerado en los hogares, etc. Tiene una responsabilidad ideológica y política, pero también tiene limitantes económicas y en materia de recursos.

El feminismo y la economía feminista contradicen las formas de acumulación capitalista y las relaciones sociales y de poder. Desnaturaliza las jerarquías de dominan el sistema, contempla la concepción del trabajo, cuestiona la acumulación de beneficios obtenidos con trabajo reproductivo gratuito, enfrenta los tiempos del capital que busca la ganancia a corto plazo y altera los tiempos de la naturaleza misma”.

La propuesta del G20 es la profundización de políticas de flexibilización, nuevas y precarias formas de contratación, endeudamiento, etc. Bajo ningún punto de vista pretende resolver el problema de la desigualdad y el empoderamiento de las mujeres.

¿Es posible incluir a las mujeres en un sistema que se sostiene en la desigualdad? Según esta expositora, no. “De lo que se trata es de proponer otro modelo que verdaderamente incluya a las mujeres. “

Por último, rescatamos la intervención de la economista brasileña Sandra Quíntela quien explicó el papel jugado por las instituciones financieras (FMI y Banco Mundial) a partir de la promoción del endeudamiento en los países no industrializados y el rol fundamental que juega la deuda externa como mecanismo de sujeción.

Quíntela explicó como en la última década los ingresos de las 10 personas más ricas del mundo se incrementaron, mientras que los sectores más pobres son  mucho más pobres; que “el nivel de endeudamiento de mundo hoy representa  un 225% en comparación con el PBI mundial, es decir se necesita poco más de 2 años de producción de riqueza sin gastos para poder pagar la deuda mundial”. En este contexto las instituciones financieras como el FMI utilizan la deuda como un instrumento de dominación para aplicar programas económicos y políticos propiciando el ajuste y la extracción los recursos naturales de los distintos países. El caso argentino fue un ejemplo utilizado, advirtiendo que puede ocurrir también en Brasil a partir del triunfo de Bolsonaro.

Para concluir, la expositora resaltó la figura de Christine Lagarde al frente del FMI y que pese a ser una mujer, ella representa intereses que atentan contra la vida de las mujeres más humildes. Y resaltó que “el feminismo tiene que poder discutir todos los asuntos que perjudican a las mujeres y a la sociedad, ya sea la deuda, la inflación, el saqueo de los recursos naturales, la distribución de ingresos o la violencia machista.”

A modo de conclusión celebramos este tipo de actividades y tantas otras que se están desarrollando, ya que todo aquello que sirva para clarificar el sometimiento, la opresión y explotación que sufren las mujeres y los pueblos del que son parte, es útil y absolutamente necesaria.  Destacamos del seminario la idea de que la lucha del feminismo tiene que ser abordada tanto por mujeres como por  varones;  y agregamos que  la emancipación de las mujeres se tiene que dar de manera concomitante con la lucha por la emancipación nacional y social de los pueblos.

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