Tratados de libre comercio
Por Mariana Iturriza
El 27 y 28 de septiembre se realizó en Mendoza el taller público «Tratados de Libre Comercio – Impacto social y perspectivas».
Organizado por el Codec (Colectivo de Economía Crítica), el encuentro se centró en cómo las decisiones que se toman en esos acuerdos afectan la vida de nuestras comunidades, las implicancias que tienen en la producción local de Mendoza y en la soberanía alimentaria. La socióloga Flora Partenio se refirió en particular a las consecuencias que tienen los TLC en la vida de las mujeres.
“Fue un encuentro muy interesante –explicó Flora Partenio-; participaron no solo estudiantes y graduados universitarios, sino también organizaciones agrarias y agroecológicas, colectivas feministas, trans, de lesbianas, cooperativistas, sindicatos docentes y otros de la región”.
“Hablamos en particular del poder de las corporaciones, de las multilatinas por ejemplo, y se hizo foco en el tipo de asociaciones que se están dando entre el sector público y el privado: las PPP (Plan Público Privado, en inglés Public Private Partnership), en servicios públicos, por ejemplo. Uno de los mayores impactos del libre comercio es que vuelve objetos de lujo cosas que antes no lo eran, como los servicios públicos” (el agua, la energía, la salud, la educación). “Son las nuevas formas de captura del Estado: las obras públicas, otro punto importante, son mucho más costosas si las realizan estas alianzas, que si las hiciera el Estado. Esto, por supuesto, tiene un impacto en el mundo laboral”.
Y las mujeres son las que suelen llevarse la peor parte: tienen los trabajos más precarios e informales, son las primeras en ser despedidas, y sobre ellas recaen las tareas de cuidado y reproducción de la vida, cuando el Estado se retira.
Las cuidadoras de semillas
La segunda jornada del encuentro se llevó a cabo en la Escuela Campesina Agroecológica, una experiencia autogestionada por la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Mendoza y el Movimiento Nacional Campesino Indígena.
“Allí conviven comunidades campesinas con huarpes y pobladores chilenos que se instalaron hace años. Nos hablaron de la lucha que llevan todos los días, no solo frente al acaparamiento de tierras, que viene desde los años ’90, sino frente a los agrotóxicos: están en permanente estado de alerta por las avionetas que fumigan sus tierras de rebote; incluso han tenido que trasladar colmenas de forma urgente; y hacer frente también al negocio de las semillas, con la discusión sobre las patentes, la presencia de Monsanto y las fusiones con Bayer.
“En el mundo campesino se ve mucho más cómo las mujeres se hacen cargo de las tareas del cuidado ante el retiro del Estado y lo que implica este trabajo no remunerado. Muchas de las mujeres que asisten a la escuela campesina agroecológica van con sus hijos. Entonces crearon también una escuela campesina para los chicos”.
“Y dentro de lo que es el trabajo de cuidado que hacen las mujeres, lo que nos llamó la atención fue la experiencia de las cuidadoras de semillas, un trabajo reconocido y valorizado por toda la comunidad.”
Ser cuidadora de semillas significa conservar la biodiversidad presente en la región, mantener y transmitir la práctica, y generar bioinsumos que no son los que usan las multinacionales para matar hierbas. Recuperando saberes ancestrales de Chile y de la comunidad huarpe, ellas usan la propia naturaleza y la flora nativa para combatir las hierbas, tarea que, según el discurso dominante, solo puede hacerse con agroquímicos.
“Uno de los mayores desafíos es demostrar que tenemos herramientas conceptuales y técnicas para enfrentar ese discurso. Algo que pocas veces se ve en las carreras agrarias y en los espacios académicos. Por eso desde esta escuela se realizan relevamientos: visitan a diferentes productores de la zona y les preguntan qué procedimientos usan. Se trata de desarticular mitos: ‘si no aplicas esta fumigación se te va a morir todo’. Es un trabajo duro de concientización, de recuperación de saberes ancestrales y de aunar esfuerzos”.
“¿Qué queda para estos tiempos que se avecinan, donde unas pocas empresas van a acaparar el saber y van a tener las patentes de las semillas?”, se pregunta Flora Partenio. “Estamos hablando de envenenamiento de la comida y de semillas que al salir del país pasarán por un escáner para ver si deben pagar regalías. ¿A qué lugar lleva esta discusión del libre comercio, y sobre todo, cómo recuperar los saberes ancestrales para hacer frente a eso?”
En el taller se recordó la experiencia de las mujeres zapatistas, que fueron las primeras en levantarse contra el Nafta en México, en 1994. “Fue muy lindo ver cómo estas mujeres se sintieron hermanadas como mujeres y campesinas en la lucha contra los tratados de libre comercio”, contó Florecia Partenio, y se refirió también a las actividades que se están organizando desde distintos espacios en oposición a la Reunión Ministerial de la Organización Mundial del Comercio que tendrá lugar en Buenos Aires. “Nuestro nivel de participación en diciembre frente a la OMC va a demostrar esa organización. Es importante que generemos respuestas y participemos.”
*Flora Partenio es doctora en Ciencias Sociales e integrante de DAWN: Development Alternatives for Women for a New Era
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