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«La romantización de la cuarentena es un privilegio de clase»… y de género

Algunas consecuencias del Coronavirus

La crisis del Coronavirus tiene consecuencias; algunas obvias, otras no tanto. En ciudades y regiones de China y de Italia, por ejemplo, gran parte de la producción se detuvo. Esto originó que, por primera vez en muchos años, disminuyera la emisión de gases contaminantes. En Venecia, debido a la ausencia de la contaminación provocada por los turistas, han aparecido cisnes y peces en los canales.

Por decisión de los Estados, el coronavirus nos obliga a aislarnos un poco (bastante) y quedarnos en casa. Son muchas las consecuencias económicas que tiene esta decisión, más allá de la productividad y el PBI de un país, al tiempo que demuestra que el mundo sigue rodando, a pesar de los vuelos y reuniones internacionales cancelados.

“La romantización de la cuarentena es un privilegio de clase”, dice un graffitti que se ha hecho viral. «Y de género» podríamos agregar. Uno de los temas que las feministas venimos pensando es qué pasa con los chicxs que deben quedarse en sus casas porque las escuelas están cerradas. ¿Quién lxs cuida y les da de comer? Sabemos que las tareas de cuidado recaen mayormente en las mujeres. ¿Pueden gestionar madres y/o padres un permiso para quedarse en sus casas a cuidar a sus hijes? En caso de que no sea así, ¿quién lxs cuidaría? Abuelas (básicamente, aunque también algunos abuelos) que probablemente entren en el grupo de riesgo debido a la edad, y dado que lxs chicxs pueden ser portadores asintomáticos, no sería lo recomendable.

En respuesta a esto, el gobierno argentino anunció hoy, entre otras medidas, que se considerará justificada la inasistencia al trabajo de la persona adulta responsable a cargo, cuya presencia en el hogar resulte indispensable para el cuidado del niño, niña o adolescente. Confirmó además la licencia para todxs lxs trabajadorxs estatales y sugirió otorgarla a lxs privadxs por 15 días (los grupos de riesgo ya habían sido eximidos unos días antes).

¿Pero qué pasa con las trabajadoras que realizan el trabajo de cuidado en forma rentada y muchas veces precarizada? Sí, las empleadas de casas particulares. También en su enorme mayoría mujeres. ¿Se les ha dado permiso para ausentarse del trabajo, evitando así el viaje en transporte público con el consabido riesgo de contagio? Y, más importante, ¿quién cuida a sus propios hijxs si los tienen? ¿Y si se ausentan del trabajo para quedarse en su casa a cuidarlxs? ¿Sus empleadorxs les pagarían de todas maneras el sueldo?

A cuento de esto viene el caso denunciado por empleadas domésticas que han sido obligadas a trabajar en casas de familias que se encontraban en cuarentena, bajo la amenaza de despido.

Esta situación se extiende a todo el sector informal de la economía (trabajadorxs precarizadxs, no registradxs, cuentapropistas, pequeños comerciantes, monotributistas, etc.). Todxs aquellxs que no cobran si no trabajan. Las mujeres y diversidades están en mayor medida empleadxs en estas modalidades, más allá de que tengan hijxs o no.

Los Monotributistas organizadxs están exigiendo al gobierno argentino que lxs eximan de pagar el impuesto, además de un seguro de desempleo y cobertura médica mientras dure la emergencia.

Pero el encierro forzoso ha tenido, en algunos lugares, además otros efectos negativos para las mujeres y diversidades (ya no económicos), como el aumento de los casos de violencia de género durante la cuarentena.

Es de vital importancia pensar desde una perspectiva feminista en las problemáticas y efectos generados por esta crisis, más allá de las víctimas directas de la enfermedad. Y pensar, la sociedad en su conjunto y los Estados, qué respuestas les daremos.

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